Maldita 'titulitis'
Madrid
Nos enseñaron a estudiar para saber, había un título en el horizonte, pero los maestros nos prevenían contra la titulitis. Tener un título no era lo más importante, lo esencial era saber más, y no más que los otros, más que nosotros mismos, ser exigentes, serios, aprovechar la oportunidad de trabajar para ser mejores. Luego vino esta maldita titulitis. Ahora se sabe que el joven aspirante político Pablo Casado hacía siete días de visita a Aravaca y decía que tenía un título en Harvard. Maldita ambición, que se sosieguen los que persiguen currículos.