Un chanchullo repugnante
Duelo de pillos entre el PP y Ciudadanos, excluyan ustedes la integridad o la decencia para ver quién saca mayores réditos electoralistas de sus zancadillas
Repugna ver cómo trajinan las directivas del PP y de Ciudadanos, amigos y enemigos al mismo tiempo, cómplices de idénticos delitos un día y encendidos enemigos al siguiente, en un tira y afloja de amagar y no dar. La pelea está escenificada, pero veremos hasta dónde llega, ahora ya en manos de las altas instancias, llenas de doctores acostumbrados a utilizar la trampa, la fullería y el disimulo. Les importa una vaina la verdad o la mentira del famoso máster en este duelo de farsantes. En Génova lo tienen horrible, pero Rivera está obligado, si quiere salvarse, a demostrar que no admite ni un gramo de corrupción. Duelo de pillos –excluyan ustedes la integridad o la decencia- para ver quién saca mayores réditos electoralistas de sus zancadillas. Todo porque la moción de censura les produce sarpullidos, y tanto el PP como Ciudadanos tratan de evitar la hecatombe de que la izquierda llegue al Gobierno. Ese es el reto de Rivera: medir hasta dónde estirar la cuerda. Lo que espanta no es el resultado final, es el sucio tejemaneje sobre la comisión de investigación. Una mera cuenta de resultados, tanto gano, tanto pierdo. ¿Cristina Cifuentes, dicen ustedes? ¿Y a quién le importa dicha señora, patética figura ahogada en sus mentiras? Ya solo dudamos si enterrarla o incinerarla. Y allá, al fondo, asoma Pablo Casado. Podían poner un circo…
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