Las mayorías son para algo

El Congreso de los Diputados, por una mayoría de 178 a 167, consiguió ayer resistir la ofensiva oportunista y populista del Partido Popular y de Ciudadanos que pretendían ampliar aún más la figura penal de la prisión permanente revisable, creada en 2015 por el propio PP.

Ahora esa misma mayoría que frenó al PP y a Ciudadanos tiene que conseguir avanzar en la derogación de esa figura punitiva, equivalente, según la mayoría de los expertos en derecho penal, a una cadena perpetua encubierta. No será fácil porque la iniciativa de derogar esos artículos de la ley, presentada en su día por el PNV con el apoyo entonces incluso de Ciudadanos, puede ser bloqueada y retrasada una y otra vez en la Mesa del Congreso, ahora que Albert Rivera y sus diputados se han pasado sin ningún tipo de disimulo al otro lado. La Mesa del Congreso presidida por la titular de la cámara. La popular Ana Pastor, ha utilizado ya con éxito esas artimañas de dilación en varias ocasiones a lo largo de esta legislatura.

El debate de ayer fue tosco y destemplado y dejó en evidencia claramente la desagradable y tristísima instrumentalización que están realizando PP y Ciudadanos de trágicos sucesos muy recientes. Sea como sea, lo importante es conseguir que la presión de las otras fuerzas políticas continúe hasta lograr que la mayoría que componen se traduzca, como es lo mínimo que se puede pedir, política y parlamentariamente, en la derogación de la prisión permanente revisable, es decir, de la cadena perpetua.