8M-2018. Se recordará
Ha sido nombrar la palabra huelga y el PP ha salido en tromba, recuerdos del pasado, viejo reflejo de Pávlov. ¡Una huelga, qué horror!
Madrid
Las mujeres están hartas, han dicho basta, y así se lo quieren comunicar hoy al mundo entero, pero de manera muy especial a la otra mitad de la humanidad. Es decir, a los hombres. Ellas se bastan y se sobran para explicar sus razones, tantas y tan evidentes, que sería arrogante por nuestra parte intentar añadir alguna circunstancia no descubierta, y sufrida, por ellas. Pongamos oído y aceptemos las culpas.
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Así que busquemos alguna hebra distinta de la que tirar. Veamos, por ejemplo, cómo el solo anuncio de la jornada ha puesto de los nervios a lo más granado de nuestros compatriotas. Ha sido nombrar la palabra huelga y el PP ha salido en tromba, recuerdos del pasado, viejo reflejo de Pávlov. ¡Una huelga, qué horror! Ya estaban preocupados por los pensionistas, que la calle siempre ha sido suya, y hoy, encima, se nos ponen respondonas nuestras hijas y, lo que es peor, hasta sus madres, otrora obedientes y hacendosas. Hay que tener cuidado, se dirán, que a ver si ahora se nos van a amotinar todos a los que hemos amargado la vida, jóvenes parados o con contratos miserables en primera instancia. ¿Y la Iglesia? ¡Ay, ese obispo Munilla, paseando por la Concha del bracejo del demonio, malas pécoras esas feministas sumergidas en el pecado, descendientes que son de aquella Eva tentadora que tantas desgracias nos trajo!