Requiems
Mozart, Verdi y Fauré ponen la banda sonora a esta mañana en la que hablamos de las "misas de los muertos"
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CADENA SER
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Madrid
Piensar en un requiem es pensar en Mozart. "Es como un hombre mirando fijamente a su propia tumba", dice Rhodes. "Este requiem se lo encargó a Mozart un tipo extraño y gris al que no conocía. No pudo acabarlo antes de morir, pero logró escribir casi la mitad. La siguiente obertura, definitivamente, está escrita por Mozart".
El siguiente Requiem, de Verdi, es probablemente el trabajo coral interpretado con más frecuencia desde el Requiem de Mozart. Cuenta James Rhodes que esta pieza fue interpretada unas 16 veces en el campo de concentración nazi deTheresienstadt: "Para los judios, el Requiem era un código secreto, habla del fin del mundo, de lo que les pasa a los que cometen actos de maldad. Al tiempo que se enfrentaban a su propia destrucción, los judíos del coro les decían a los nazis que el Tercer Reich estaba condenado. Y se lo decían a través de la música".
Los requiems normalmente son piezas tristes, pero no en el caso de Gabriel Fauré, quien escribió la siguiente obra como un tributo musical a su padre, que murió en 1885. Su pieza tiene un tono sereno, calmado, pacífico, lo cual es distinto a lo que ocurre en cualquier otro requiem. "A mí me encanta, porque mezcla la muerte con la amabilidad, la compasión, incluso con la esperanza. Es mejor que el castigo, que verse arrastrado al infierno", opina Rhodes.
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Escucha aquí la sección completa con James Rhodes
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Valentina Rojo Squadroni
Uruguaya de nacimiento, catalana de adopción y madrileña de acogida. Es redactora de 'A vivir que son...