Política de gestos

Madrid

Si la política también se hace de gestos, son muchos los gestos que nos han situado en el punto en el que estamos en el caso de la crisis catalana. El más reciente, ayer mismo, la ausencia de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y del presidente del parlamento catalán, Roger Torrent, en el primer acto de bienvenida al rey Felipe VI en Barcelona con ocasión del Mobile World Congress. Cuenta la alcaldesa que no fue para manifestar su desacuerdo con la actitud del jefe del estado en el tema catalán. El rey le dijo que él estaba para defender la Constitución y el Estatuto.

Un poco más atrás, el gesto de Mariano Rajoy al no querer recibir al presidente del parlamento catalán, Roger Torrent, quien le pidió una cita. Adjunten al gesto de Rajoy este otro, protagonizado por el mismo, sí recibió a los representantes de Societat Civil Catalana, sin ningún papel institucional.

Más atrás todavía, el gesto de los independentistas al reconocer, ya no solo en sede judicial, sino ante los medios también, que la declaración unilateral de independencia fue solo simbólica y no real como habían hecho creer a sus seguidores. Aderezado esto con los gestos inmediatamente posteriores a esa declaración, en forma de fin de semana y de huida del propio Carles Puigdemont.

Retrocedemos un poco más, el gesto cobarde del Puigdemont que, pudiendo haber convocado elecciones y dibujar otro destino para los catalanes, se acobardó y se echó al monte.

Antes, el inexistente gesto del rey que, en su discurso del 3 de octubre, no tuvo ninguna palabra para los catalanes, para cualquiera de ellos independentistas o no.

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Y antes de todo esto, el gesto del responsable de interior del gobierno central que primero no impidió y después no se excusó ni dimitió, por las cargas policiales contra ciudadanos durante la consulta del 1 de Octubre.

Y si seguimos retrocediendo nos encontramos otros muchos gestos, de reuniones no celebradas, de reuniones frustradas, de declaraciones estériles, gestos de inmovilismo, gestos de loca carrera.

Todo son gestos, que agradan a unos u otros, pero que no sirven absolutamente para nada si lo que se quiere es encontrar una solución al problema.