Ojalá les explotara la cabeza
El editorial de Celia Blanco en 'Contigo Dentro'
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Getty Images
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Madrid
Hacía exactamente 37 años que un grupo de personas no daba tanto miedo como los que el pasado 23 de febrero se reunieron en el centro de Madrid. Mientras los medios de comunicación recordábamos otro nefasto 23 de febrero, el de los tiros en el Congreso, estos se reunían para dinamitar derechos igual de fundamentales que los que quiso aniquilar Tejero. Se juntaron para deformar las leyes de la biología; porque parecen no saber que ya se ha demostrado que la masculinidad o feminidad no es una cuestión únicamente de genitales. Compadrearon pergeñando todo un entramado cargado de odio. En esa reunión dijeron cositas como que ser trans es ir de carnaval todos los días. Comentaron que un homosexual cambia su orientación con tratamiento médico y psicológico. Argumentaron que las mujeres transexuales son hombres feminizados y hasta llegaron a pedir el boicot a UNICEF por proteger a los niños y niñas transexuales. Hazte oír, esa asociación que el gobierno considera de utilidad pública tuvo su día grande, amparándose en su derecho a la libertad de expresión.
Bien. Que sean libres. La libertad de expresión permite que hasta unos locos puedan exponer sus demencias. Y, si esas locuras salen más allá de la cabeza de esos dementes, al menos que tengan una respuesta. Pero claro, nuestro gobierno no apoya que los menores puedan cambiar su nombre ni iniciar sus tratamientos, de hecho mantienen que los de Hazte Oír son de utilidad pública, con todo lo que eso conlleva... El Partido Popular impide que exista una ley nacional contra la LGTBIFObia y ni siquiera exige que se cumpla aun cuando haya sido aprobada por mayoría absoluta, como ha ocurrido en la Comunidad de Madrid. Ya que esta panda de indeseables tienen permiso para odiar a todos los que seamos diferentes, sería bueno atacar aún más fuerte. Peleemos, por ejemplo, con más educación afectivo sexual en los colegios. Combatamos su odio con charlas informativas en los centros escolares sobre transexualidad. Quitemos la diferenciación entre hombre y mujer de todos los baños públicos, fomentemos las adopciones en las familias homoparentales... ¡Identifiquemos el género neutro más allá del masculino y femenino, tal y como han hecho en Alemania.
No sé por qué me da que si hiciéramos todo esto, los que se reúnen para odiarnos sufrirían mucho más que si los convertimos en mártires. El acto no se prohibió a pesar de que el observatorio español contra la Homotransfobia pidió expresamente que no se permitiera semejante engendro. Así que, si el gobierno les da carta blanca... ¿Qué tal si respondemos con muchos más derechos para los que no somos heterosexuales?
Con suerte, a todos esos de Hazte Oír les explota la cabeza. Prometo localizar a quien haga falta para que limpie los restos.