Durand Jones y el milagro del disco de los 452 dólares
La banda de Indiana se hace un hueco en la música negra tras grabar un disco de debut que costó menos de 500 dólares
Este verano el grupo se presentará en el Mad Cool de Madrid
Durand Jones durante su actuación en el Festival SXSW de Austin en marzo de 2017 / GETTY IMAGES
Madrid
Hay discos que son pequeños milagros con forma redonda y un agujero en medio. El de Durand Jones and The Indications es una buena prueba de ello. Grabado en un sótano de Indiana con un presupuesto de 452 dólares y 11 centavos, nada hacía pensar que aquellas ocho canciones pudiesen tener el viaje que han tenido, pero el homónimo debut de los chicos comandados por el joven Durand Jones estaba destinado a cosas mayores.
Más información
Jones, que empezó poniendo en pie a la iglesia de su abuela en Luisiana cuando apenas era un niño, pensó que igual podía construir una vida alrededor de la música, aunque el plan nunca fue cantar sino esconderse tras el saxo. De nuevo, el destino tenía otros planes. Planes que pasaban por aquel sótano, ocho canciones y un puñado de dólares. Poco a poco el debut de la banda fue alcanzado velocidad de crucero en unos años terribles para el soul con las tempranas muertes de Sharon Jones y Charles Bradley, protagonistas ambos de sus propios milagros musicales.
La banda comenzó a hacer ruido con Smile, el primer single del disco editado en vinilo y muy apreciado por los coleccionistas. Luego vino una noche salvaje en el festival South by Southwest de Austin y el grupo paso de rumor a cierto hype entre los amantes de la música negra que en 2015 abrazaron a Leon Bridges, en 2016 a Michael Kiwanuka y el curso pasado a Curtis Harding. Casi dos años después de grabar de forma tan humilde su primer disco, el álbum ha encontrado distribución internacional y viaje por el mundo precediendo la gran gira que hará la banda este verano con visita al festival Mad Cool de Madrid incluida.
El álbum de debut de Durand Jones and The Indications es tan poderoso como humilde, ocho canciones breves de soul cálido y curativo que muestran las garras de la fiera que es Jones sobre las tablas, un más que digno consuelo para aquellos que se quedaron huérfanos con la muerte de Charles Bradley y viudos con el adiós prematuro de Sharon Jones. La banda de Indiana capta la fuerza y la magia de ambos en este disco de soul clásico con todo lo bueno que ello implica, un álbum que es la mejor prueba de que los milagros existen, de cómo un disco grabado entre amigos y con tan poco dinero como pretensiones puede terminar encapsulando todo lo importante de la música: la pasión, el amor y la verdad.
