Más español no se puede ser
Piensa Rivera que esto de arrebujarse en la bandera le va a reportar pingües beneficios. Cegados por los focos como andan, no ven el ridículo de acusar al PP de poco españolistas
Pidan asientos de primera fila para la pelea Ciudadanos-PP. Hoy ha tocado el turno al nacionalismo cañí. Que hay que ver cómo son los populares, dicen los subalternos de Rivera, que hasta hablan con el PNV, nacionalistas desde su propio nombre, saquen las ristras de ajos no vaya a ser que nos mordisqueen en el cuello con sus terroríficos colmillos.
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Piensa el pimpollo de naranja, crecido hasta alcanzar la altura del ultramoderno cohete de Tesla, que esto de arrebujarse en la bandera, miles y miles de metros de la rojigualda, le va a reportar pingües beneficios como ya pasó en Cataluña. Cegados por los focos como andan, no ven el ridículo de acusar al PP de poco españolistas, cuando nadie puede arrebatar a los populares el título de dignísimos representantes que han sido, son y serán de la España hidalga de tizona, arcabuz o máuser.
Decíamos del populismo y ahí Rivera es invencible. A la buchaca todo lo que engorde el voto, venga de donde venga. Pero algún día alguien entenderá que este en apariencia inocente juego de mesa no conduce a nada bueno, y que su extremismo solo sirve para engordar al extremismo contrario. Fueron primeros en Cataluña. ¿Y qué? ¿Acaso están en condiciones de formar Gobierno, de articular algún proyecto viable? Entonces, de qué sirve esa forma de hacer política si solo alimenta el fracaso?