Que no cunda el pánico
Josep Ramoneda reflexiona sobre la caída de la bolsa, los independentístas en prisión y la declaración de Correa
"Que no cunda el pánico"
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Barcelona
Caída estrepitosa de la bolsa en Wall Street, con réplicas en todo el mundo, y la crisis de hace diez años resucita en forma de fantasma. Que no cunda el pánico me dice un experto. Es una corrección activada por el miedo a la inflación y el posible repunte de los tipos de interés. Y la prueba es que de momento no se está desplazando dinero a los activos refugio como el oro. Simplemente, una reacción conservadora al vértigo por los altos rendimientos alcanzados. Me pone un ejemplo: Imagínate que estás llegando tarde a una reunión y te pones a toda velocidad por la autopista, a la hora ya es hecho más de la mitad del recorrido y espontáneamente bajas el pistón porque ya sabes que llegas a tiempo. Eso es lo que está ocurriendo: un movimiento de prudencia. ¿Una parábola para relajar al personal o una buena metáfora de los hechos? Lo veremos en los próximos días.
¿Está decidido que los dirigentes independentistas encarcelados sigan en prisión hasta el juicio? Esta es la pregunta que me hago cada vez que veo denegada una petición de libertad, con argumentos parecidos, en los que es difícil a veces distinguir entre razones objetivas y presunciones aventuradas. Ultimo caso, hoy, Jordi Sánchez. El diputado Sánchez no ha renunciado de modo oportunista a su ideología, no es por tanto sospechoso de mendacidad, solo se ha comprometido a defender sus objetivos dentro del marco legal. Y Llarena, aún reconociendo que mantener el ideario soberanista es constitucionalmente válido, dice que “imposibilita el convencimiento de imposible reiteración delictiva”. Realmente, el listón está alto.
“Con fugados y presos no tenemos relación”, ha dicho Sáenz de Santamaría, refiriéndose a Puigdemont y compañía. No parece muy oportuna la frase, el día que Francisco Correa, el cabecilla de la Gürtel, comparecía en el Congreso por video conferencia. Y es que el PP tiene un largo historial de encausados, de presos y de condenados, que aconseja prudencia a la hora de presumir de moralidad. Y Correa sabe mucho.