En Bruselas, Twitter y plasma
Josep Ramoneda reflexiona sobre las ocurrencias de Puigdemont para ser investido, la encuesta del CIS, la prisión permanente revisable y la polémica en torno a Piqué
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Barcelona
Puigdemont sigue recurriendo a las soluciones imaginativas para mantener la ficción de su presidencia. Último invento: que le vote la Asamblea de Electos que no tiene reconocimiento legal alguno; y que después el parlamento elija un presidente conforme a los cauces legales. Si ha de servir para salir del impasse, paciencia. Una vez completado este paripé, solo el que ocupe despacho en la Plaza Sant Jaume tendrá cargo, firma y presupuesto. En Bruselas, Twitter y plasma.
De la encuesta del CIS se deducen dos cosas: que Ciudadanos está en alza pero que le queda todavía un trecho largo y difícil para alcanzar la tierra prometida. Y que los españoles nunca se han creído la independencia de Cataluña. En octubre, momento álgido, los que la situaban entre las grandes preocupaciones eran un 30 por ciento, ahora ya solo son el 14,9. Es decir, más que dar miedo, incomoda.
Especular políticamente con el impacto emocional en la población de algún acontecimiento con fines partidistas podría ser una de tantas definiciones del populismo. Es exactamente lo que acaba de hacer el PP con el asesinato de Diana Quer. En pugna con Ciudadanos, decidido a demostrar que en mano dura nadie le gana, el gobierno aprovecha este crimen execrable dónde les haya para endurecer los casos y condiciones de prisión permanente revisable. Así de lamentable. O sea, que, antes de acusar a los demás de populistas, que se miren en el espejo.
En tanto que periquito permítanme que tercie en el debate entre Piqué y el Español. Creo que lo que debería hacer la Junta Directiva del club presuntamente ofendido es enviarle un ramo de flores. Porque es muy de agradecer que un jugador de tanto rango y de un club tan grande nos odie tanto, hasta el punto de que se le desate un ataque continuado de xenofobia y clasismo. Me pensaba que no éramos nadie y resulta que somos tan importantes que Piqué no puede soportarlo. Gracias por tanto reconocimiento.