Un carnaval adulto
Dentro de 20 años un catalán tendrá que contarle a su familia que en una etapa adulta de su vida llevó puesta una careta de Puigdemont
En Cataluña, las instituciones han pasado de ser lugares en los que se escenificaba una batalla política a convertirse, ellas mismas, en elementos de esa batalla. Cualquier cosa con tal de no ser usadas para gobernar. De hecho, cuando acabe todo esto es probable que nadie se acuerde de para qué servía el Parlament.
Yo tenía la esperanza de que Puigdemont consiguiese burlar a la Guardia Civil y al final fuese delatado por el típico hostelero de pueblo que le anunciase como el turista un millón. Eso nos pasó hace años en Sanxenxo: quisimos homenajear a un señor por ser el turista no sé qué, llamamos a los fotógrafos y a las televisiones y apareció también la policía, que llevaba meses buscándolo. Nada de esto obvia un resultado: dentro de 20 años un catalán tendrá que contarle a su familia que en una etapa adulta de su vida llevó puesta una careta de Puigdemont. Un presidente que no quiso declarar la independencia por dos veces, suspendiendo dos ruedas de prensa; que cuando la declaró se fue de fiesta a su pueblo y a la semana siguiente huyó de su nueva República y dejó al resto metido en la cárcel. Al que Esquerra y la CUP defienden como si fuese un nuevo Tarradellas que en lugar de exilio y dignidad prometiese casta y recortes. Empieza a tener mérito el grado de sugestión alcanzado.
![Manuel Jabois](https://s3.amazonaws.com/arc-authors/prisaradio/55ba80e5-c852-4ce7-862e-a96a71e5a4da.png)
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...