El método sueco y la llave Allen
La lógica sueca nada tiene que ver, a veces, con la de los países meridionales, donde podemos ensamblar muebles y deshacernos después de las piezas que nos sobran sin que, en apariencia, la construcción se resienta
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Tools and spare parts for furniture of Swedish retailer IKEA are pictured in Taufkirchen near Munich, Germany. / Michael Dalder (Reuters)
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Madrid
Cuando uno se enfrenta a un mueble de Ikea tiene que saber dos cosas: lo que es una llave Allen y que hay que seguir las instrucciones tal y como se describen en el cuadernillo. La lógica sueca nada tiene que ver, a veces, con la de los países meridionales, donde podemos ensamblar muebles y deshacernos después de las piezas que nos sobran sin que, en apariencia, la construcción se resienta. Ya vendrá un clavo o un tornillo de refuerzo en caso de achaques.
Algo parecido sucede con la actual situación de la construcción europea. Da la sensación de que el francés Emmanuel Macron ya ha montado el mueble y poco le importa que los alemanes estén todavía estudiando las instrucciones para que, al final, no les sobre ninguna pieza. Todo tiene que encajar, a pesar de que Martin Schulz no tiene mucho tiempo, presionado como está por sus bases.
Lo importante, si seguimos el método sueco del fallecido Ingmar Kamprad, es que el proyecto sea tan cómodo, práctico y confortable que todos nos sintamos como en "la república independiente de nuestra casa" con los mismos muebles.