Jesús Niño: "Tenemos que conseguir que los mejores expedientes de bachillerato quieran ser profesores"

Madrid

Puede que la profesión de maestro sea el último bastión de lo que entendemos por vocación. Se hace muy difícil pensar que alguien va a asumir un camino complejo, cambiante y difícil sin un motor interior funcionando con el combustible del pundonor, el amor al trabajo y la generosidad necesaria para creer ser capaz de crear seres humanos mejores.

"Me hice maestro porque tuve buenos maestros, tenía claro que quería enseñar y educar. En España necesitamos que se valore más a los profesores y profesoras, económicamente pero también socialmente. Los padres tienen que hablar muy bien de los profesores a sus hijos", espeta Jesús Niño profesor y cooperador de 'El defensor del Maestro'.

Los datos nos hablan de educadores agredidos o amenazados cada 32 horas y de casos que se multiplican por cuatro respecto al curso anterior. Cuando un colectivo necesita una institución llamada "Defensor de..." es que ciertamente las cosas en ese gremio no van muy bien.

"A todos los colectivos implicados les pediría que nos uniésemos; profesores y familias debemos caminar en un mismo camino. Claro que necesitamos más recursos, más coordinadores, pero también actitudes y valores que echamos en falta", reflexiona Jesús.

Los mejores alumnos no quieren ser profesores

En la pedagogía hay que saber mucho: hay que saber idiomas, hay que manejarse bien con las nuevas tecnologías, entender otras generaciones "pero todo eso hay que complementarlo con valores positivos. Ahora estamos más formados, hacemos cuatro años de carrera, pero sin buenas actitudes no sirve de nada", analiza Jesús.

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"Tenemos que conseguir que los mejores expedientes de bachillerato quieran ser profesores, porque ahora sucede justo lo contrario, y para eso necesitamos un mejor prestigio social y un mayor reconocimiento económico", alega el 'Defensor del Maestro'.

Opinión y experiencia de los oyentes

Durante la charla con Jesús hemos pedido opinión a los oyentes y hemos recibido testimonios realmente reveladores, como por ejemplo el de Edu: "Mi mujer, maestra, me 'roba' folios, celo y lápices porque en el cole no tiene suficientes"; o Carmen, profesora jubilada, que nos advertía del peligro de los grupos de WhatsApp de padres y profesores: "yo siempre prefiero que me vengan a ver en persona". 

Precisamente sobre la comunicación entre padres y profesores, el Defensor del Maestro, tiene claro que: "Los padres y los profesores tenemos que aprovechar las tutorías, charlar entre nosotros, llegar a acuerdos, pero no desautorizar al otro ni discutir delante de los niños".