De 'El cuento de la criada' a 'Alias Grace': por qué Margaret Atwood es un icono feminista

Madrid

Por cada Trump, por cada Weinstein, una serie de Margaret Atwood. La autora, siempre en las quinielas del Nobel de Literatura pero una desconocida para el gran público, emerge gracias a las series de televisión como referente feminista. De ‘El cuento de la criada’ a ‘Alias Grace’, la canadiense completa un ensayo, con carácter casi premonitorio, de la lucha por los derechos de las mujeres y las amenazas actuales. Los dos libros, escritos en los 80 y los 90, funcionan ahora como un trallazo cultural en las plataformas de streaming. Bienvenido sea, bienvenidos al año Atwood.

Basada en la novela que Atwood escribió en 1996, ‘Alias Grace’, producción de la televisión pública canadiense y Netflix, narra la historia real de Grace Marks, una inmigrante irlandesa que se asienta en Canadá como sirvienta y años más tarde es condenada a cadena perpetua por el presunto asesinato de su patrón y a la ama de llaves. La historia se desarrolla a partir del testimonio y los recuerdos de Grace, interrogada por un doctor que busca respuestas ante la fascinación de unos cuantos ricachones por saber qué hay detrás de esa mujer a la que califican de “asesina célebre”.

Si en ‘El cuento de la criada’, Atwood construye un futuro imaginario de la situación de la mujer, sometida y tratada como ganado, en un régimen teocrático, en ‘Alias Grace’ explora -con menos contundencia visual y narrativa- otro tema central de nuestros días: la credibilidad de las mujeres. “No me creerá señor, está todo decidido, lo que yo diga no cambiará nada, pregúntale a los abogados, los jueces y los reporteros, parecen conocer mi historia mejor que yo”, replica la protagonista en un momento en el que emerge todo el subtexto de la ficción. Sus denuncias, su testimonio, su inocencia o su culpa, siempre bajo la permanente sombra de la duda. Las mujeres como mentirosas o como inductoras de los delitos de los hombres. La gran asignatura pendiente: creer a las mujeres.

¿Cómo una autora de casi 80 años, con tantas obras, se convierte ahora en referente feminista? ¿Cómo historias escritas hace 20 o 30 años adquieren tanta vigencia? ¿Por qué una terrorífica distopía resulta tan actual y una historia real del siglo XIX la sentimos tan cerca? No, Margaret Atwood no tiene dotes de vidente. Quizá sea más simple pero no menos valioso. El mérito de toda su obra es narrar la historia no contada, en mostrar la mirada femenina, a través de la voz interior de unas mujeres que permanecen en el tiempo ante la desigualdad. Y ahora, con la resonancia de las series como pilar de la cultura de las masas, la autora canadiense tiene la oportunidad de interpelar a un público más amplio para ponerlo frente al espejo.

La historia detrás de la serie: activismo político y la sombra de Weinstein

Con 17 años, una joven canadiense quedó tan prendada del libro que le envió una carta a Margaret Atwood para pedirle los derechos audiovisuales de libro. La escritora no lo tomó en serio pero a esa chica nunca se le fue de la cabeza la idea. Ahora, más de 20 años después, Sarah Polley escribe y produce esta miniserie que resulta tan actual. “Creo que es muy importante mirar hacia atrás y más en este momento, donde nuestros derechos en ocasiones son aún precarios y han sido difíciles de conseguir. Es importante mirar de dónde vienen esos derechos y es maravilloso que ‘El cuento de la criada’ y ‘Alias Grace’ hayan coincidido en el mismo año porque eso hace que hayamos creado una conversación acerca de dónde venimos y adónde deberíamos ir. Es un espacio muy interesante que explorar y no deberíamos dar nada por ganado”, comenta en una entrevista la también actriz y directora.

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Polley, conocida también por su activismo político, es además una de las mujeres que sufrió el acoso de Harvey Weinstein. Hace un mes lo denunció en un artículo en ‘The New York Times’ titulado ‘Los hombres que conoces haciendo películas’. La actriz narra cómo con 19 años la sacaron de una sesión fotográfica para ir a ver al famoso productor, que le propuso mantener una relación más cercana para llegar lejos, “interpretar papeles principales y ganar premios”. “Así es como funciona”, recuerda que le dijo Weinstein. Polley, quien ya en esa época se daba cuenta de que no le importaba su carrera como actriz, asegura que “Harvey Weinstein es la versión central de un depredador de Hollwyood, pero no es más que una pústula purulenta en una industria enfermea”.

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En ese mismo texto, la creadora de ‘Alias Grace’ reflexiona sobre el tema central de la serie, la credibilidad de las mujeres, y el contexto actual, con la cascada de denuncias de acoso y abusos. “Quiero creer que esa intensa ola de disgusto por este tipo de comportamientos conducirá a un cambio real. Espero que cuando se disipe este momento de hermandad, no termine todo con una mujer en la sala de un tribunal haciéndola pasar por loca, como a menudo sucede con estas historias”, sentencia.

El compromiso político de las obras de Atwood va más allá. El fanatismo religioso y el autoritarismo político de ‘El cuento de la criada’ deja paso en ‘Alias Grace’ al sentimiento antiinmigración –tan presente en la era Trump-, los abortos clandestinos y la lucha de clases. Complejos lienzos sociales que convierten los libros y las series en un manifiesto contra las injusticas y la involución que propugnan y propagan algunos gobernantes.