Perversiones de Whatsapp

Madrid

Apareció de repente en mi muro... Habíamos tenido un algo, hacía un montón de años, que consistió en meternos mucho mano en unos pasillos y follar una única vez. Nunca más. Eso fue todo. Hasta que apareció, repito, donde menos lo esperaba. Ni siquiera lo reconocí. No sabía ni que tenía nombre compuesto, ni mucho menos cómo se apellidaba.

Lo identifiqué en cuanto me refrescó la memoria. Describió exactamente cómo me había recreado jugando a metérmela donde quise y como quise. “Me quedé con ganas de comértelo. Deberíamos repetir”. Conforme leía sus mensajes en mi smartphone iba poniéndome más y más más cachonda. Fue inmediato mi trajín. Primero con los dedos, acariciándome, humedeciéndolos. Follándome al tipo que al otro lado del teléfono describía todas sus perversiones.

“Déjame que lo escuche”, pidió mi amante de Whatsapp. “Acércate el teléfono y déjame oír lo cachonda que estás por que quiera meter mi cabeza entre tus piernas”. Así que lo llamé. Conforme descolgó me abrí de piernas y dejé que me escuchara. Mis gemidos, mis embestidas, mi percutor vibrador entrando y saliendo con todas las consecuencias habidas y por haber. Todo un repertorio de sonidos que nos envolvió al tiempo que ambos nos corrimos.

Ya veremos si nuestros polvos vuelven a juntarnos. Ha sido fantástico corroborar que siempre tendremos un número de teléfono al que podremos recurrir… En caso de emergencia.