A plazos

Nada se ha arreglado todavía, la situación sigue siendo grave pero la distensión es evidente. Primero fue el confuso frenazo de Puigdemont y después el requerimiento formal del gobierno central para que aclare qué hizo exactamente el martes, si declaró o no la independencia. No deja de ser paradójico que la primera vez que Rajoy habla de la posibilidad de activar el artículo 155 de la Constitución lo haga en un tono, a un ritmo - con dos plazos de 8 días en total para la respuesta del president - y en un momento que contribuyó a rebajar la crispación.

Veremos la evolución de los acontecimientos en el corto plazo: la respuesta real de Puigdemont, qué hace el gobierno con el 155. Lo cierto es que el problema entra en una nueva dinámica aunque no permite ahora mismo anticipar ningún resultado. De momento, conviene centrarse en los hechos porque en los discursos cada cual tiene que intentar contentar a parte de los suyos con el ánimo muy caldeado.

Pero en el medio y largo plazo también hay otra novedad importante. Pedro Sánchez, que apoyó el requerimiento del gobierno al govern, le arrancó a Rajoy el compromiso, por convencimiento o necesidad, de promover por fin la reforma de la Constitución, con plazos incluso. En seis o siete meses se debería empezar a estudiar esa reforma imprescindible no sólo si se pretende un nuevo encaje catalán sino para actualizar muchos otros artículos que se han quedado viejos. Este acuerdo PSOE-PP para una comisión de reforma constitucional permite echarla a andar con holgura, y el principio de realidad obligará al resto a sumarse.

Nada está arreglado todavía, la situación sigue siendo grave, pero el 12 de octubre, la Fiesta Nacional se celebra hoy con la temperatura un par de grados por debajo del punto de ebullición en el que estábamos a comienzos de semana.