Ese oscuro presente
El cine y la televisión se empeñan en mostrarnos distopías mientras los políticos se esfuerzan en vendernos arcadias felices. Sin embargo, el presente no es mejor que el futuro
Madrid
"El futuro es lo peor". El titular sobre la continuación de Blade Runner es tan redondo que deja perplejo a este farero. Sobre todo porque es un momento en el que, una vez superada la crisis económica, los políticos venden arcadias frente a las distopias del cine y la televisión. "El futuro es Europa" reza un gran mural pintado en una mediana de Bruselas, cuando las negociaciones para la salida del Reino Unido se aproximan a una costosa ruptura sin acuerdo por la debilidad de la primera ministra británica. También es inquietante la ausencia de los 27 en Oriente Medio -en el origen de la reciente crisis de los refugiados- mientras Turquía estrecha lazos con Rusia: interlocutor obligado en la región como ha entendido Arabia Saudí, a pesar de que la estrategia de Putin en Siria beneficia a Irán, que ya extiende su influencia hasta el Mediterráneo.
El tradicional socio, Estados Unidos, sigue dando la espalda a todo el mundo. Que el Nobel va a la Campaña para la Abolición de las Armas Nucleares, Trump pretende que el Congreso se cargue el acuerdo con Irán y parece desear que su secretario de estado se estrelle en su intento de diálogo con Corea del Norte. El futuro es lo peor pero el presente tampoco es mejor