'Handia', la metáfora sobre el cambio imparable con un gigante del siglo XIX
Jon Garaño y el equipo de Loreak llevan a sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián, 'Handia', una historia basada en un gigante real que vivió en Euskadi en el siglo XIX
San Sebastián
La historia de la humanidad es la lucha por dejar de ser el otro. Es la lucha feminista, la lucha anticolonial o el movimiento LGTB. También de lo crip, movimiento de aquellas personas con diversidad funcional, que reivindica su posición de normales como cuerpos normales, aunque sobresalgan a la media. El protagonista de Handia, cinta de Jon Garaño y Aitor Arregi presentada a concurso en el Festival de Cine de San Sebastián, es un gigante que vivió en el siglo XIX.
Es uno de tantos cuerpos, con sus deseos, percibidos como excesivos por la sociedad. El cuerpo del gigante se utiliza como elemento circense, como mercantilización para los arribistas, en una época de cambio, la España del siglo XIX, en plenas guerras carlistas y con América siempre presente.
En ese contexto, el gigante es una metáfora para ahondar en las diferencias de la sociedad a través de la historia de dos hermanos, nacidos en un caserío de Altxo, uno de ellos quiere quedarse, y acaba desarrollando una deformidad física, y el otro quiere salir y conocer mundo. Los hermanos se reencuentran y salen de gira por toda España y Europa ante la mismísima reina Isabel II, con una escena de gran carga social y política donde el lenguaje, el uso del euskera, la identidad hacen, con Cataluña en plena ebullición, cobra una dimensión actual, sin ser nada dogmático. "Sobre Cataluña alguien hará una buena película", bromeaba uno de los directores, Jon Garaño.
Handia habla de cómo adaptarse, como dos hermanos nacidos en la misma tierra se mueven de manera diferente en un contexto de cambio social y personal. Es el fin del antiguo régimen donde chocaron dos movimientos, el carlista y el liberal. Eso lo sufre el personaje: "Empieza a cambiar físicamente, como el mundo en el que está viviendo, pero no quiere cambiar, justo como los carlistas que no quieren cambiar, luego hay otra fuerza que sí", contaba Garaño. "Hay gente que tira para un lado y otros para otro. Eso es algo que está pasando, nos preguntamos qué va a pasar con el mundo, qué nada se sostiene y que algo va a cambiar pero que no controlamos", añadía.
La parte técnica era no de los desafíos para este grupo casi asambleario, como reconocían en la rueda de prensa, de guionistas, directores y productores, artífices de Loreak. "Coger a una persona gigante y enseñarle a actuar o coger a un actor y hacerle gigante", explicaba Garaño. Finalmente fue la segunda opción y el actor elegido Eneko Sagardoy, quien consigue que al final todo el elemento crip del personaje se acabe reduciendo. "Queríamos que la gente dejara de ver a un gigante", decía el director.