"Lo que rodea a la mayoría de los artistas es todo mentira"
Pitingo presenta la gira 'Soul, Bulería y Más', la cual da título a su sexto disco
Madrid
El artista que hoy nos acompaña escuchó por primera vez a Aretha Franklin con nueve años. Hoy, ese niño de ascendencia gitana por parte de madre es un músico que ha crecido al calor del flamenco y del soul manteniendo la temperatura a la altura del alma. "Siempre le digo a los músicos que no se preocupen si me ven con una cara que les descuadra, porque luego, abajo, sigo siendo Antonio", le contaba Pitingo a Macarena Berlín en Hoy por hoy. Soul, bulería y más da título a su sexto disco y a la gira con la que viaja.
'De artista duele mucho más el corazón'
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Hace muchos años, a su llegada a Madrid, Pitingo hizo las pruebas de acceso para un coro de gospel. Ahí estuvo siete años, haciendo gospel sin dejar de cantar flamenco en los tablaos. Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, a Pitingo le daba vergüenza cantar delante de sus padres, de su abuela, de los primos...: "Me iba a un descampado con un perro que tenía (Tomi) y me ponía a cantar allí. Lo sacaba con una excusa y me hinchaba a cantar". Un día, Pitingo se grabó en un cassette cantando soul y flamenco y lo escucharon sus padres. "Me preguntaron: '¿¿Éste eres tú??'". Y desde entonces, le descubrieron. De hecho, subió por primera vez a un escenario con 13 años: "Siendo muy joven actué en el Long Play, en el cumpleaños de José Luis López Vázquez", recordaba.
El hijo de Pitingo se llama Manuel, tiene 5 años y, según su padre, "no conoce la vergüenza". El niño quiere ser cantaor, torero y futbolista, pero en lugar de decir que es "el Pitingo chico" dice que es "el chico Pitingo". Pero su padre, preocupado, insiste: "Yo le digo que estudie, porque de artista se pasa mucha fatiga y de torero me da mucho miedo. Y de futbolista... pues oye, mucho mejor".
Pitingo trabajó de muchas cosas, pero sobre todo cargando maletas en el aeropuerto. Allí, decía, le dolían los riñones, "pero de artista duele mucho más el corazón". Argumenta que, al principio, el artista está en una burbuja en la que es todo maravillo, pero con el tiempo se iba dando cuenta de que había una gran mentira en todo. "La única verdad es que hay un público que te mantiene, te sigue y te da mucho cariño. Lo demás, lo que rodea a la gran mayoría de los artistas, es todo una mentira", sentenciaba sincero.