España, ¿Azul Twitter?

Madrid

Chute de ingenuidad para una noche de miércoles.

Llámenme ingenuo pero quiero creer que este país es algo más prudente que lo que algunos han demostrado en este oficio, que es más sensato, más sereno, que sabe distinguir la información de la bilis, que detecta con rapidez a los de cierta calaña y que no se deja intoxicar por interpretaciones retorcidas de los datos.

Quiero creer que los arrebatos de ciertos columnistas, cantantes oxidados, curas inspirados por un espíritu poco santo, son como llamaradas en los primeros momentos de un incendio, que son virulentas pero son fugaces, y que apenas dejan una mancha en la pared que se quita con una capa de pintura.

Llámenme ingenuo , pero quiero creer que la inmensa mayoría de los políticos sienten un profundo pudor intelectual que les impide escupir culpas de forma indecente como ha hecho por ejemplo el alcalde de Alcorcón. Quiero creer que solo un pequeño grupo de incapacitados para la política pueden llegar a pensar que Ada Colau y su equipo allanaron el camino a los terroristas.

Seré ingenuo, sí, pero prefiero pensar que en algún momento asumirán que un cuerpo policial es un instrumento ciudadano y no político. Que los Mossos o la Policía o la Guardia Civil no deberían ser herramientas para la construcción de ningún proyecto partidista o identitario.

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Quizá sea tan ingenuo que creo que casi todos vemos solo víctimas donde algunos intentaron ver hojas de empadronamiento y partes de nacimiento.

En fin, me pueden llamar ingenuo pero quiero creer que este país no es del azul del Twitter o del verde del WhatsApp. Quizá sea ingenuidad, quizá una forma de supervivencia.