Sánchez ya conoce la receta
Josep Ramoneda reflexiona sobre los desencuentros entre PP y gobierno catalán, unión PSOE-Podemos en Castilla-La Mancha y las reformas de Macron en Francia
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El dietario de Ramoneda: Sánchez ya conoce la receta
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Barcelona
Los desencuentros entre el PP y el gobierno catalán no justifican el uso irresponsable de las palabras. Cuando Pablo Casado acusa a Podemos y al soberanismo catalán de totalitarios lo único que hace es devaluar esta palabra y con ella a los millones de persones que lo sufrieron. Hay categorías que identifican historias demasiado trágicas como para utilizarlas como arma arrojadiza para descalificar a los adversarios en la disputa política partidista. Lo único que ocurre en Cataluña es que un gobierno pretende llevar hasta el final su promesa de referéndum con el cálculo de que la reacción del gobierno para impedirlo juegue a su favor en las elecciones que presumiblemente seguirán al fallido 1 de Octubre. Esto es todo. Y si el gobierno español en vez de optar por la brocha gorda de las comparaciones desmesuradas y ofensivas hubiese hecho política, quizás ahora mismo unos y otros estarían hablando y no insultándose.
PSOE y Podemos ven difícil más pactos de gobierno como el que Page ha sellado con los podemitas en Castilla-La Mancha. Sin embargo, no es nuevo. Ximo Puig en Valencia no tuvo ningún problema en aliarse con el diablo para conseguir, por fin, sacar al PP y sus tramas de corrupción del gobierno valenciano. Y los militantes se lo han agradecido reeligiéndole secretario general. ¿Sacar al PP del gobierno de España no es lo que pretende Sánchez? Pues ya conoce la receta. Precisamente ayer Íñigo Errejón reconocía en El País que “solo habrá gobiernos progresistas en España si PSOE y Podemos se entienden”. Y es urgente: España está a la cola de Europa en protección a la pobreza y redistribución de la riqueza.
Macron ocupa la escena todos los días. Y hay que reconocerle la dignidad de recordar las terribles complicidades del gobierno de Vichy con el nazismo. Pero estamos descubriendo que el teatro, dónde se labró la historia de amor con Brigitte, es su mundo. Ahora toca representar el renacer de Francia. Pero su reválida llegará en otoño. Cuando complete el circuito de actuaciones en los grandes monumentos de Francia y cuando haya recibido a los principales gobernantes de la tierra, vendrá la hora de la verdad: el código laboral, los impuestos, las reformes anunciadas pero no concretadas. Los franceses saldrán del tiempo de esperar y ver en que están instalados. Y veremos hasta dónde alcanza el poder de seducción del presidente.