Rajoy compra tiempo
Josep Ramoneda reflexiona sobre la negociación del Gobierno con el techo de gasto, el referéndum independentista catalán y los excesos del sistema financiero mundial
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El dietario de Ramoneda: Rajoy compra tiempo
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Barcelona
Una pregunta se repite estos días: ¿Qué hace el gobierno? Rajoy compra tiempo. Conseguido –sin reparar en el precio- el apoyo parlamentario mínimo para el techo de gasto para el presupuesto, gana un año, a expensas de lo que ocurra en Cataluña. Pero a costa de limitar su acción a los presupuestos y a lidiar con la cuestión catalana apostándolo todo a la vía judicial. Sobre todo lo demás, que no es poco, ni una sola iniciativa. Manda el miedo a meterse en líos, frente a lo cual la mejor es hacer lo mínimo. Me contó un ministro de Aznar, que en el 96, en su primer Consejo, el presidente les dijo: el objetivo de este gobierno es durar. El PP con Rajoy esta en las mismas. Con una diferencia: entonces Aznar arriesgó y alcanzo una mayoría absoluta. Y hoy solo busca llegar al final de etapa. La historia dice que los presidentes nunca acaban bien. ¿Pretende Rajoy ser la excepción? ¿Quizás su aspiración es irse entre la indiferencia?
El referéndum como protesta y denuncia, pero sin considerarlo vinculante, esta es la posición de los Comunes catalanes. Y llueven sobre ellos los anatemas: el soberanismo les llama traidores, desde el PP cobardes por equidistantes. Los que buscan la confrontación no admiten posiciones matizadas. A tanto vocero furioso habría que recordarles que esto no es la guerra, es la democracia. Y tarde o temprano decidirá la mayoría.
Vuelven los excesos al sistema financiero mundial, titula Le Monde. La deuda de les familias americanas se han disparado y Trump mantiene la desregulación como prioridad; la multiplicación de las compras de deuda hace temer la formación de burbujas; China alcanza niveles históricos de deuda. La lista de motivos de inquietud es larga. Y se confirma algo evidente: el nihilismo, la pérdida de la noción de límites, es inherente al capitalismo financiero. Quien avisa, no es traidor.
El pronóstico del investigador ruso Peter Pomerantsev: “El mundo entero será como Rusia, una dictadura sutil”. ¿Será este el punto de encuentro entre el despotismo oriental y las democracias occidentales? El autoritarismo posdemocrático acecha.