Satisfacción, felicidad y orgullo
Semana intensa la que ha tenido La Tana, de la campaña de #StopPlumofobia, al pregón del #OrgulloCrítico, pasando por el World Pride. Todo aderezado con un momento cargado de emoción.
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Getty Images
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Madrid
El otro día me crucé con una amiga de la infancia; una a la que dejé de ver antes de que termináramos el instituto. No sabía nada de su vida; ponerse al día en mitad de la explosión que ha supuesto el World Pride, nos llevó a tener que apartarnos del tumulto para escucharnos la una a la otra.
Está guapa. Mucho más alta de lo que yo la recuerdo. En clase siempre la vi más bajita, pero ahora es un jacón con una sonrisa inmensa en mitad de la cara. En clase intentaba pasar desapercibida, no solía juntarse con casi nadie, era una estudiante magnífica y cuando desapareció antes de que nos graduáramos, pensamos que se habría ido al extranjero o a un instituto donde no hubiera tantos zoquetes como en el nuestro.
Me presentó a su pareja. Un tipo tan majo como ella. Él pruedentemente saludó, y se apartó para que habláramos de lo nuestro. Lo nuestro fue contarnos si éramos la personas que queríamos ser. Yo reconocí que sí. Que era inmensamente feliz con este programa de radio semanal, mis columnas en El País y las escandaleras que a veces provoco. A eso sumé mi imperiosa necesidad de ejercer de madre, esposa y amante en la misma desbordante proporción. Ella era la representación humana de la satisfacción, la felicidad y el orgullo.
Nos despedimos con un beso sincero y un abrazo que se eternizó. Ya estaba a punto de irme cuando me di cuenta de ya no contestaría al nombre con el que yo la recordaba: "¡Perdóname! No te lo he preguntado.. ¿Cómo te llamas?" "Paula", contestó, "era el más fácil después de contestar durante veinticinco años al nombre de Pablo".
Querida Paula; sé que me estás escuchando. Y quiero que sepas que ¡Me encanta tu nuevo nombre, bonita!