La vergüenza de ver a Bárcenas

Comenzó ayer sus trabajos en el Congreso la comisión de investigación sobre la financiación ilegal del PP. El primer compareciente, Luis Bárcenas, actor principal de la sucia tragedia de la corrupción, pero que el PP y él mismo la viven como una alegre comedieta, risitas por aquí y sonrisitas por allá.

Ya han visto la actuación del interesado. Del silencio a la chulería y de la chulería al desprecio. Como los matones de barrio o los mafiosos de película, elijan lo que más les guste. Ya se sabía que se iba a sacar poco del conocido presidiario, porque toda la ciudadanía ya anda al cabo de la calle del pacto con los amigos de su misma sangre, que entre nosotros no vamos a hacernos daño.

Así que despreciemos la vergonzosa actuación del potentado visitador de bancos suizos, pero asombrémonos todos de la pasmosa tranquilidad con la que los diputados del PP presentes aguantaron la cara de palo a pie firme y de que no hincaran las rodillas para pedir perdón por tantas y tan grandes fechorías de quien fue su gerente y tesorero, proveedor de una bochornosa caja B de la que todos han mamado. Incluso sus portavoces se han permitido el lujo de hacer como si las barbaridades que allí se oían no fueran con ellos. Este Ojo lo ha dicho mil veces: no tienen arreglo.