"Nadie nos puede proteger de nuestra propia estupidez"

Madrid

Patricia Aguilar, de 18 años, salió de España hace seis meses. Su familia, natural de Elche, denunció su desaparición. Saben que está en Perú junto al Príncipe Gurdjieff, uno de los creadores de la secta Gnosis, cuyo fin es repoblar la tierra con un harén de elegidas. En realidad se llama Félix Steven y comparte vivienda en Lima con ocho chicas a las que ha captado previamente. Patricia ha colgado recientemente un vídeo en el que asegura que no está desaparecida. El de esta chica es solo un ejemplo de tantos; la realidad es que la policía española recibe al año miles de denuncias sobre personas que han sido atraídas por algún tipo de secta.

Pepe Rodríguez es doctor en Psicología y dirige desde hace treinta años un equipo que se ocupa de las sectas ,"que siguen ahí como muchos otros problemas de nuestra sociedad". Rodríguez explica que todas estas organizaciones tienen un denominador común: la figura de "un líder de perfil narcisista que quiere ser el mundo para salvarlo".

El doctor admite que "la línea del delito está clara", pero que el problema es demostrala en casos como el de Patricia: mayor de edad y que, al parecer, ha decidido marcharse por voluntad propia. Se trata de una situación "que a los demás nos puede parecer lesiva" - dice -, pero la realidad es que "nadie nos puede proteger de nuestra propia estupidez". Además, cuando una persona sale de España es prácticamente imposible intervenir a nivel policial porque "la distancia impide el diálogo".

Pepe Rodriguez ha destacado también las similitudes que, a su parecer, existen entre las sectas y los grupos terroristas de corte radical: el modo de captación, la forma de manipular y orientar y la existencia de un líder.