¿Sin democracia no hay terrorismo?

Uno de los terroristas de Londres ha dicho que por Alá estaría dispuesto a matar a su madre. Algo que ya sabemos porque en atentados que no tienen tanto impacto en Occidente, porque se producen lejos, ya han enviado a matar a sus hijos. Y quizás no esté lejos el día que en Europa lo que explote no sea un terrorista suicida sino un niño: entonces conoceremos la dimensión del infierno. Y tendrá aún menos sentido la frase habitual de que es imposible derrotar a alguien dispuesto a matarse a sí mismo, dispuesto a matar a su madre o dispuesto a matar a su hijo.

Porque parten de una derrota y porque la victoria que quieren es imposible. Lo que consigan matando no vale para nada si nosotros reaccionamos sin miedo. Si nosotros mantenemos las libertades y los derechos que nos garantiza nuestro modo de vida. La única forma de que el terrorismo triunfe se produce cuando los Gobiernos reaccionan de la forma que ha reaccionado Theresa May, la primera ministra británica: amenazando los derechos humanos. Ha dicho: si la protección de los derechos humanos es un obstáculo para la seguridad. Si es necesario restringir las libertades, ha dicho, lo haremos. Ésa es la victoria del terrorismo, no otra: que nuestros gobernantes hagan el trabajo que ellos no pueden hacer. Que nos conviertan en la sociedad en la que ellos quieren convertirnos, algo que no pueden hacer por sí mismos.

Theresa May no se está jugando las elecciones con promesas así. Lo que está haciendo es enviar un mensaje que da alas y fuerza al terrorismo. Seguid matándonos y seremos lo que vosotros queréis que seamos: un pueblo paranoico y sin derechos, entregando a nuestros gobiernos la libertad que nos queréis arrebatar. La mejor manera de garantizar la seguridad casi total de los ciudadanos es entregando la democracia. Si no hay democracia, si no hay libertad, si no hay derechos, el terrorismo se reduce. Entonces cabe preguntarse si ese terrorismo ha dejado de existir o simplemente ha cambiado de bando. Cabe preguntarse, o mejor dicho no cabe en absoluto, si queremos seguir viviendo en libertad con la amenaza del terrorismo o en una dictadura en la que el Estado tenga el monopilio no sólo de la violencia sino de la amenaza, la libertad y el miedo.