El padre del neorrealismo
Se cumplen 40 años del fallecimiento del director italiano Roberto Rossellini.
Madrid
Roberto Rossellini nació en Roma en el año 1906. Era hijo de un conocido arquitecto y pertenecía a la clase alta romana. A finales de los años 30 empezó a rodar una serie de cortometrajes que llamaron la atención entre la gente del cine y también de las autoridades. Eran los tiempos de Mussolini; Italia había entrado en guerra al lado de Alemania y el régimen fascista quería utilizar el cine como medio de propaganda, de ahí que reclutara entre las clases acomodadas a jóvenes que quisieran participar en sus producciones.
Sucedió Una Noche (4/6/2017): Roberto Rossellini, 40 aniversario
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El Fascio no exigía grandes compromisos políticos y el joven Rossellini tampoco se comprometía. Lo que a él le interesaba de verdad era rodar y aprender la técnica del cine. Trabajó como ayudante de dirección, luego como montador y finalmente como director. Su primera película, en 1942, fue una cinta de aventuras encargada por el Ministerio de Marina. Se titulaba “La nave blanca” y en ella utilizaba a actores no profesionales para contar las peripecias de un barco hospital italiano durante la guerra. Tras ésta rodaría otras películas de propaganda pero a medida que la guerra avanzaba el burgués Rossellini empezó a tomar conciencia de los crímenes del fascismo y de la represión nazi.
Fue así como, todavía en plena contienda, un grupo de artistas entre los que también estaban Ana Magnani, Aldo Fabrizi y un joven guionista llamado Federico Fellini, se reunieron para rodar una película sobre la ocupación alemana de Roma. Una película con la que querían mostrar al público el horror vivido en la ciudad en los años de la guerra: “La esperanza era poder convertir el cine en un instrumento útil” –explicaría años después Rossellini– “Roma, ciudad abierta” se presentó como un intento de hacer del cine algo con valor social, precisamente porque yo soñaba con un cine que fuera asequible para todos, que estuviera al alcance de la gente.”
Con sus escasos medios el grupo se plantó en las calles de Roma, el único plató posible. El rodaje comenzó el 17 de enero de 1945, pocos meses después de la liberación de la ciudad. Muchas de las escenas se improvisaron sobre la marcha, no había película para repetir escenas y la poca que conseguían la tenían que comprar en el mercado negro. En el film vemos con son ejecutados un líder del pueblo y un sacerdote; Ana Magnani es también acribillada a balazos en plena calle; tres personajes en los que se concreta el drama de miles de romanos.
Con su realismo tan salvaje el mundo quedó impresionado. Aquella era una ficción que se contaba con la veracidad de un documental. Rossellini acababa de inventar el neorrealismo, un estilo que filmaba la vida mientras se estaba produciendo y que ya había sido apuntado antes en alguna película de Visconti y de De Sica, pero que tomaba carta de naturaleza con “Roma ciudad abierta” y continuaría después con “Paisá” y “Alemania año cero”, una trilogía que sería una terapia de choque para la Italia de la posguerra.
Otros muchos directores se sumarían al neorrealismo que se tradujo sobre todo en filmar con ternura y con verdad la pobreza y la humillación de los italianos. No obstante a Rossellini no le gustaba demasiado la etiqueta: “No entiendo por qué lo llamaban neo porque la búsqueda de la verdad había existido siempre. La única novedad entonces era la guerra. El realismo es siempre una posición del hombre frente a la vida.”
Al otro lado del Atlántico algunos también quedaron maravillados ante el neorrealismo. Fue el caso de Ingrid Bergman, la protagonista de “Casablanca”, que decidió escribirle una carta al director pidiéndole trabajar con él. Ingrid Bergman atravesaba esos días un mal momento personal y profesional; estaba harta de su marido, un médico sueco y también cansada del boato de Hollywood. Tenía ganas de trabajar en Europa y creía haber encontrado al hombre con el que le gustaría hacerlo. Roberto Rossellini por su parte vio en aquella carta una oportunidad doble. Era un experto seductor que no podía dejar pasar la ocasión de verse frente a una de las estrellas más bellas de Hollywood. Además, la actriz sueca podía facilitar la financiación de sus películas. De hecho, gracias a la influencia que Ingrid Bergman tenía sobre Howard Hughes, la RKO puso dinero para la primera de las películas que rodarían juntos.
“Stromboli” se rodó en una isla sin luz eléctrica ni agua corriente y Rossellini rodeó a la glamurosa Ingrid Bergman de actores no profesionales. Durante el rodaje Rossellini y Bergman iniciaron una relación amorosa. Y más aún, la actriz se había quedado embarazada. El director dejó a su novia, Anna Magnani, y el romance se convirtió en uno de los escándalos amorosos más famosos de la historia de Hollywood. En los Estados Unidos de la caza de brujas, obsesionados por la moral, la noticia de la infidelidad cayó como una bomba. Un senador incluso emitió un comunicado acusando a Rossellini de ser el apóstol de la perdición y en Estados Unidos hubo un veto no oficial de las películas de Ingrid Bergman durante varios años.
Ingrid Bergman y Roberto Rossellini tuvieron tres hijos, entre ellos la actriz Isabella Rossellini, e hicieron seis películas juntos. Algunas muy notables como “Europa 51”o “Te querré siempre”pero ninguna funcionó bien en taquilla. En el matrimonio también la cosa iba a peor. A Rossellini no le gustaba que su mujer siguiera trabajando en películas de entretenimiento que él consideraba poco interesantes y tampoco quería que la dirigieran otros directores. Finalmente, en 1957, tras ocho años juntos, decidieron separarse. Rossellini rehacería su vida junto una guionista india, Sonali Das Gupta. Si la Bergman había sido el eje central de su cine en los años anteriores su nuevo amor le inspiraría otro de sus mejores trabajos, el documental “India”, con el que recuperó buena parte del prestigio perdido.
A finales de los años 50 la crítica aplaudió también “El general de la Rovere”, una película con Vittorio de Sica como actor que muchos acogieron con satisfacción al considerarla una especie de vuelta al neorrealismo. El protagonista es un pícaro que en los últimos meses de la ocupación alemana se dedica a engañar a la gente haciéndose pasar por militar y ofreciéndose a mediar ante los nazis para que no deporten o ejecuten a sus familiares presos.
La película fue nominada al Oscar y ganó el León de Oro en el festival de Venecia. Pero tras rodar algunas películas más como “Viva Italia”, sobre la campaña de Garibaldi, el director decidió pasarse a la televisión donde trabajaría más de una década en documentales y películas sobre personajes históricos. Roberto Rossellini murió el 3 de junio de 1977 y a pesar de haber hecho películas muy diferentes siempre vivió con la etiqueta de haber sido el padre del neorrealismo italiano. A él no le gustaba, prefería que le recordaran como un director que trató de llevar siempre la humanidad al cine: “El verdadero oficio que se debe aprender es el de ser hombre. El ser director, el ser pintor, no vale de nada si uno no aprende antes el oficio de hombre.”
Antonio Martínez
Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...