La otra marca España o marca ibérica

Al hilo de la Feria del Libro que se celebra en Madrid, dedicada a Portugal, merece destacarse con qué mirada tan distinta nos asomamos al país vecino. Gobierna allí desde 2015 el socialista Antonio Costa, gracias al apoyo parlamentario de los comunistas y del Bloco de Esquerda, antaño feroces enemigos, pero que hasta ahora ha sido todo un éxito.

Ni unos ni otros quisieron entrar en el gobierno ni exigir absurdas vicepresidencias para sus líderes máximos, y optaron por ayudar a quien podía echar a la derecha para así llevar a cabo una política social más eficiente y más justa. Costa ha mejorado todos los índices económicos, y hasta Bruselas ha hecho este mes lo inimaginable: ha sacado a Portugal de la vigilancia por déficit excesivo, mientras mantiene bajo su control las cuentas de Rajoy.

¿Tan difícil es pensar que España, con un líder socialista renovado, pueda seguir un camino similar? Costa tiene clara la dirección que debe tomar la izquierda: trabajar juntos para beneficiar a los ciudadanos, pero que cada uno mantenga su identidad. Traducción al español: que los podemitas sigan siendo podemitas, pero los socialistas, socialistas.

De copiar el modelo, esa imagen sí sería una buena marca España, que unida a la portuguesa, haría una luminosa marca ibérica. Que otros se queden con el negro sello de la corrupción, en la que son líderes mundiales.