Suerte que hay una foto

Madrid

Seguro que la han visto. La imagen de decenas de inmigrantes luchando en el agua, en alta mar, para sobrevivir. Ha sido otro naufragio y le pongo mayúsculas a lo de otro porque ya hemos perdido la cuenta, tanto que ya ni siquiera reparamos en ellos. Hoy afortunadamente había una foto, la foto de decenas de personas con el chaleco salvavidas naranja luchando por no ahogarse.

Los datos dicen que han muerto más de 30, más que en el atentado de Manchester, y que nadie me mal interprete. Pero en Manchester están todas las cámaras, todos los focos, todos los medios y en el Mediterráneo están ellos solos. Bueno, con las ONGs que no les abandonan.

Para que se hagan una idea, solo hoy se han puesto en marcha 15 operaciones de rescate. El buen tiempo ha lanzado al mar barcos cargados hasta arriba de inmigrantes, unos 1.700 se calcula. Como siempre, nunca sabremos cuántos salieron y nunca sabremos cuántos se han quedado en el camino. Porque los focos no están ahí, ni las cámaras, ni la atención de nadie. Por eso 1.700 personas pueden estar esperando ser rescatadas sin que casi nos enteremos. Suerte que hay una foto.

¿En qué clase de sociedad nos hemos convertido para que nos estremezca lo que nos pasa a nosotros, lo que a los europeos, a los norteamericanos, y no nos inmutemos por lo que les pasa a los otros, aunque sea la muerte diaria de decenas de personas?

Y no es la distancia, porque las aguas de Libia están aquí al lado. Hoy en el mar también había niños y padres buscándolos, pero parece que estos no eran de los nuestros.

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