¿Por qué caen los jóvenes en el siniestro juego de la 'ballena azul'?
La psiquiatra Rebeca Gracia explica las razones que pueden llevar a un adolescente a suicidarse
Barcelona
Se está convirtiendo en un fenómeno tristemente global. Lo llaman el juego de la ballena azul, un reto siniestro en el que los adolescentes van superando una serie de pruebas hasta que llegan a la última de ellas, que consiste, nada menos, que en el suicidio. El origen parece encontrarse en Rusia, pero se ha ido extendiendo al resto del mundo. También a nuestro país. En Cataluña, una chica de 15 años está ingresada en la unidad de psiquiatría de un hospital del área de Barcelona para evitar que se acabe suicidando con este juego.
Club Americano (28/04/2017) - ¿Por qué caen los jóvenes en el juego de la 'ballena azul'?
18:22
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Según ha explicado en Hoy por hoy la doctora Rebeca Gracia, psiquiatra de la unidad de salud de adolescentes del Hospital Parc Taulí de Sabadell, las víctimas se ajustarían al perfil de jóvenes excluidos en su entorno escolar, adolescentes “vulnerables” que son víctimas de bullying “y que en este juego encuentran el reconocimiento que en la vida diaria no tienen”. Eso sin olvidar que en muchas ocasiones pueden ser pacientes con trastornos mentales. En la mayoría de estos casos, tal y cómo explica la doctora, son intentos de suicidio no consumados, que se entienden como manifestaciones de la mala gestión de un conflicto que recomienda abordar “con medidas psicoterapéuticas”.
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El suicidio en la adolescencia ha cobrado también relevancia en las últimas semanas con el éxito de la serie de Netflix, 'Por 13 razones', que relata la historia de una joven que, antes de acabar con su vida, decide enviar cintas de casette a 13 compañeros de instituto explicando las razones de su suicidio. Según la doctora, la forma en que los jóvenes afrontan ahora la adolescencia es distinta: “la sociedad ha cambiado, el adolescente está menos preparado para frustrarse”.
Internet y las redes confluyen también en asuntos como el bullyng. La necesidad de adquirir relevancia, el gran acceso a la información y la posibilidad de que cualquier foto o vídeo circule rápidamente de unos jóvenes a otros cambia el paradigma. “Nos ha venido demasiado rápido”, explica la doctora, que cree que a los padres “no les ha dado tiempo” a asimilar este nuevo escenario. “Hay unas normas que son muy básicas, tenemos que tener claro que internet no es una amenaza, pero que también tenemos que controlarla. El adolescente está abierto al mundo, tenemos que hacer un buen control”.