La palabra vacía del presidente

Pues no, señor Rajoy, no, ya no nos creemos sus ampulosas declaraciones de que el Gobierno y el PP respetan la ley y que son ustedes quienes con sable templario van cortando la cabeza a corruptos aquí y acullá. Y ya no nos basta, decimos, porque estamos hartos de que a su partido le salgan cortabolsas y manilargos de debajo de las piedras. Se los desayuna la ciudadanía un día sí y otro también.

Da igual que las evidencias demuestren fehacientemente que se ha tapado, amparado y aupado durante años a los bribones y que los ministerios de Justicia y del Interior se han afanado con artes más bien cuatreras de tapar lo imposible, primero con los nombramientos de las personas adecuadas, sí señor, lo que ustedes gusten mandar, y luego recibiendo a los reos en los cómodos sofás de sus muy oficiales despachos. ¿Y para qué se les recibe o se les envían amistosos mensajes? ¿Quizá para avisarles o informarles? No, no, de ninguna manera, dicen todos ellos, mientras el respetable se parte la caja ante tamañas babosadas.

Aquí hay un partido que ha acudido a las elecciones de todo tipo, municipales, autonómicas y generales, dopado con centenares de miles de euros de dinero negro, y su mayor responsable ni ha reconocido la culpa ni ha pedido perdón.

Fuera de una vez, que esto es inaguantable.