Mirar para otro lado si hablamos de diversidad sexual
El editorial de Celia Blanco en 'Contigo Dentro'
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Madrid
Poco a poco vamos enterándonos de las atrocidades por las que está pasando la comunidad LGTBI en la república de Chechenia. Capturados, torturados y al menos 3 hombres homosexuales han sido asesinados. Los masacran por ser gays o por tener contacto con ellos. Por tolerarlos. Por respetarlos. Por protegerlos. Las denuncias comienzan a multiplicarse. Un vecino denuncia a otro, un hermano delata a su propia sangre. Un padre que persigue y entrega al maricón de su hijo aduciendo que quiere una Chechenia libre de homosexuales.
El gobernante de Chechenia, Ramzan Kadyrov, ha negado al presidente Putin que esto esté sucediendo, pero no olvidemos que en Rusia usar la imagen del presidente Putin con la bandera arcoiris y maquillado, una imagen que se ha viralizado en las redes sociales, se castiga con la cárcel. Kadyrov, el militar al mando de Chechenia, en declaraciones a la prensa sobre la masacre a los homosexuales ha asegurado que en Chechenia no hay homosexuales porque de los pocos que pudiera haber "ya se ocupan sus propios parientes en mandarlos a un lugar sin retorno".
El Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha instado al gobierno ruso a investigar las denuncias del periódico ruso independiente Novaya Gazeta que ha recopilando historias de testigos contando en lo que se ha convertido la ciudad de Argun: en un inmenso campo de concentración. Mientras tanto muy pocos políticos europeos han alzado al voz sobre este tema. Carla Antonelli acudió a la manifestación del pasado viernes a las puertas de la embajada rusa en Madrid, pero ninguno más ha abierto la boca al respecto. Ni siquiera los que recogen medicinas para Venezuela rodeados de cámaras de televisión.
El activista LGTB ruso Igor Yasin recoge firmas por internet pidiendo al fiscal general de la Federación Rusa se investigue inmediatamente los secuestros y torturas masivas de hombres homosexuales en la República de Chechenia. Colectivos de derechos humanos de todo el mundo están presionando a las App de carácter sexual tipo Grindr o Hornet, que emitan mensajes a los usuarios en Rusia alertándoles de lo que está pasando para que puedan portegerse.
Los gobiernos democráticos de toda Europa, callan. La Iglesia, calla. ¿No vamos a decir nada por que miren para otro lado cuando la diversidad sexual es la causa de la masacre? ¿Nos hemos acostumbrado ya a que voceen solo cuando les conviene hacerse la foto?
