Las reglas del juego
En más de una ocasión Podemos dicta una suerte de norma moral al que ellos, sin embargo, son inmunes
Manuel Jabois | Las reglas del juego
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Madrid
Hay algo que los demás partidos deberían envidiar a Podemos, que es la creación de las reglas de juego: la capacidad formidable para fabricar asuntos de actualidad. No sé si hay otro partido capaz de convertir el hecho de beber una cocacola en un comunicado de disculpas, una llamada renovada a la revolución y un debate nacional. Sólo en Podemos la hora del refresco puede transformarse en un asunto de esta envergadura. Y esto se produce no tanto por la sensibilidad del resto en ocuparse de Podemos y no pasarle ni una, sino por la propia facilidad del partido en caer en sus propias trampas.
El caso explica otros problemas que tiene el partido y lo hace de la mejor forma posible que es a través de la comedia: pones el listón de la pureza en sitios tan exóticos que ni recuerdas dónde está. En más de una ocasión Podemos dicta una suerte de norma moral al que ellos, sin embargo, son inmunes. Es una chorrada hablar de lo que bebe y deja de beber Espinar, pero no lo es que el propio Espinar haya creado las condiciones para que se hable de eso. Del mismo modo que a lo mejor, en partidos que no son Podemos, no es tan grave ganar dinero vendiendo una Vivienda de Protección Oficial, pero sí lo es cuando impedir operaciones de ese tipo es uno de tus grandes caballos de batalla.
Así que hay relación, y vuelvo al principio de nuestra charla: no hay un partido con más capacidad para crear reglas de juego y obligar a los demás a hablar de ello, y tampoco un partido con más facilidad para romperlas y escandalizarse porque alguien se lo haga ver.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...