¿Qué hacemos con dos millones y medio de catalanes?

Conviene ver las cosas de frente y aceptar la realidad tal como se nos presenta. El Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, nos informó ayer de que los catalanes contrarios a la independencia han aumentado en los últimos tres meses hasta situarse en el 48,5% y superan en más de cuatro puntos a los ciudadanos partidarios de la secesión (44,3%).

Muy bien, se dicen alborozados los contrarios a la independencia. Qué alegría, vamos creciendo y ellos pierden. Ya, felicítense si gustan por esa subida, pero háganme el favor de sacar la calculadora para situar las cosas en su sitio. El censo electoral en Cataluña en 2015 fue de 5.510.798 personas. Así que de acuerdo con esos datos, 2.441.283 catalanes de estatura normal, más uno muy bajito, son partidarios de la secesión. Pura y dura.

¿Creemos, como ha hecho Rajoy, que es suficiente para revertir este dato tremendo, ofrecer –una vez más- una inversión de 4.200 millones, como haría el tío Gilito de paseo por alguna de sus posesiones? ¿Quizá combinar la prodigalidad con la mano dura en los tribunales contra los dirigentes catalanes, y añadirle unos puñados de guerra sucia urdida en las catacumbas policiales para lograr hacer ese cóctel embriagador que disuada de sus explícitas intenciones a esos dos millones y medio de catalanes que quieren largarse de España?

Va a ser que no.