Confundir burlas con enaltecimiento

Los jueces de la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional han condenado a un año de cárcel y siete de inhabilitación a Cassandra Vera, una joven estudiante murciana, por difundir en Twitter trece comentarios de burla sobre el asesinato de Luis Carrero Blanco, el presidente del penúltimo gobierno de la dictadura franquista, ocurrido en 1973.

Obviamente esos jueces han decidido algo tan extraño porque se sienten obligados a aplicar una ley que es un disparate, puesto que produce efectos semejantes. Así que lo verdaderamente urgente es modificar el artículo 578 del Código Penal, que tipifica el delito de enaltecimiento del terrorismo y la protección de sus víctimas, para que no permita confundir chistes, bromas y burlas con actos de engrandecimiento, estimación y dignidad de los terroristas. La confusión que se produce actualmente es un verdadero desastre, precisamente porque esa ley va a terminar por producir exactamente el efecto contrario de lo que supone que protege.

Si las burlas de Cassandra Vera se merecen un castigo tan severo cuando muchísimos ciudadanos solo ven en ellas una parodia, se puede terminar relativizando completamente el enaltecimiento del terrorismo que es, o debería ser, cosa mucho más seria. Proteger a las víctimas del terrorismo de la humillación debe ser algo mucho más serio que evitar chistes sobre la voladura del coche del almirante Carrero Blanco. Porque si no fuera así, terminaremos por no saber distinguir lo que es la defensa del terrorismo ni la dignidad de las víctimas, Todo será una mezcla confusa y enfermiza y todos saldremos perjudicados.