Una y otra vez

Hace un año una concejala del Partido Popular en Valencia explicaba por teléfono a su hijo el mecanismo de blanqueo de dinero negro que funcionaba en el ayuntamiento de la capital: “Cariño, ¿qué es lo que no entiendes? Tienen mucho dinero negro de empresas, comisiones, corrupciones hay que limpiarlo”. Lo que sorprendía en la conversación era la absoluta tranquilidad con la que la concejala asumía la situación.

Lo mismo sucede en la conversación desvelada ayer por la Cadena Ser en la que se explica el mecanismo por el que se iba a pagar con dinero público la campaña de lavado de imagen de otro político popular que aspiraba, y consiguió, la presidencia de la comunidad. El interlocutor exclama, muerto de la risa, “Murcia, a tope”, es decir, le parece solo un ejemplo más, enorme eso sí, de la corrupción que ve todos los días en la Comunidad. Volver una y otra vez sobre la negativa del Partido Popular a exigir responsabilidad política a sus representantes, al margen de que exista o no delito, parece algo inútil. Pero no lo es.

Hay que seguir reclamándola una y otra vez. Los jueces dictaminarán en su momento si hubo o no delito, pero exista o no, lo que se ha producido ya es una situación vergonzosa, que desprestigia la política y las instituciones y atenta contra los valores democráticos que se dice defender. La conversación reproducida exigiría que el político implicado Pedro Antonio Sánchez abandone no solo la presidencia de la Comunidad, sino la política en activo. Todo lo demás es distracción. Una distracción que encabeza desde hace años el Partido Popular y que, lamentablemente, los demás partidos parecen completamente incapaces de atajar.