Carta de amor
Sólo existías tú. No te vayas. Hazme sufrir, pero no te vayas

Historias a media mañana con Espido Freire (07/03/2017) - Carta de amor
02:00
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
Sólo existías tú. No te vayas.Hazme sufrir, pero no te vayas. Nadie podía detenerte, perro en celo detrás de otras perras. Las horas pasaban lentas sin ti, mientras añoraba tus pasos por la casa, y lloraba rabiosa, enfebrecida en la cama; y si las cosas iban bien, esa noche sentiría sobre mí tu peso, y mi boca llena de la tuya, los ojos llenos de agua, una pesadilla brutal y desgarradora cuando amanecía y de nuevo te ibas, sin el consuelo de arrancarte una explicación cuando regresabas cada noche, cuando yo te esperaba sentada en la cama atenta a los ruidos, segura de que esa vez no volverías y el dolor me destrozaría a dentelladas.
Sólo existías tú, todos eran tú, aquí, desnudo junto a mi cintura, de pronto tenso y alerta como un gato, la boca entreabierta, los labios machacados. Si tan sólo ahora pudiera dejar de pensar, o de aullar en silencio contra el viento... Porque esta vez te has ido definitivamente, y bendito sea el momento en que te fuiste, porque si pudiera borrar el tiempo, regresarte a mi cama, a la lucha incesante de reptiles en movimiento, la carne abierta en vivo y las venas en sangre, a arañazos, a mordiscos, a bofetadas y huesos doloridos, lo haría, y con eso acabaría mi esperanza, me encadenaría a ti para siempre. Y he elegido vivir. La herida cauteriza y los flancos sanan. Y de nuevo me juro no escribirte, me juro no llamarte, pero cómo te quise, Dios mío, cómo te quise.