“Nos dijeron que miráramos las estrellas”
Hambre, sed y violencia. Los niños refugiados relatan su viaje por las rutas africanas hacia Europa
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Romenzi (© UNICEF/UN052612)
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Madrid
Tras el boom de 2015 de llegadas a Grecia, el flujo migratorio no sólo no cesó el año pasado, sino que Italia recibió un número récord de migrantes. 181.000 personas llegadas en precarias embarcaciones por el Mediterráneo. Y de ellos, el 16% eran niños. Hablamos de 28.000 menores de edad, muchos de ellos solos, sin sus familias y con la única compañía, en ocasiones, de otros menores como ellos.
Unicef refleja la vulnerabilidad extrema a la que estos niños están expuestos en su último informe A Deadly Journey for Children ("Un viaje mortal para la infancia"). Jon, un adolescente nigeriano de sólo 15 años, es uno de esos niños que han llegado solos a Libia. Ahora espera en un centro de detención que depende del gobierno:
"Mi viaje desde Nigeria a Libia fue horrible y peligroso. Sólo Dios me salvó en el desierto, sin comida, ni agua, ni nada. El hombre que estaba sentado junto a mí murió en el viaje. Y una vez que uno muere en el desierto, tiran tu cuerpo y eso es todo. He estado aquí (en el centro de detención) durante siete meses. Aquí nos tratan como pollos. Nos pegan, no nos dan agua de buena calidad ni buena comida. Nos acosan. Así que aquí se mueren muchas personas, se mueren de enfermedad, se mueren de frío"
Su proceder es siempre el mismo. Salen de sus países, habitualmente del África subsahariana o el Cuerno de África, con dinero que le dan sus familias y que les van entregando a los traficantes. Después de un largo viaje, que puede durar cerca de un año, llegan a Libia, de ahí se embarcan a Italia. Y cuando llegan a Europa, en muchas ocasiones se escapan de los centros de acogida, e intentan por su cuenta seguir su camino al resto del continente.
Este domingo, escuchamos sus voces y conectamos con Trípoli para que Ghassan Khalil, representante especial de UNICEF en Libia, nos explique la situación de estos pequeños.
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Punto de Fuga: "Un viaje mortal para la infancia" (05/03/2017)
"No saben lo que les está esperando en el camino"
Ghassan Khalil: "Es un viaje largo pero también es un viaje duro. Esos migrantes tienen que cruzar el desierto y, después de eso, tienen que cruzar el mar desde Libia a Europa. A lo largo de este viaje, experimentan todo tipo de abusos, de violencia y de explotación. Las condiciones del viaje hacen que estas personas sean más propensas a sufrir esa violencia y esos abusos. Lo único que hacen es tratar de buscar una vida mejor y por eso huyen de sus países. Cuando son detenidos en Libia, también sufren situaciones muy lamentables. No tener documentos les deja en una situación muy complicada"
El informe reconoce que es difícil precisar el número de niños y niñas que viajan solos. ¿Por qué?
"Es así porque no debemos olvidarnos que estas rutas también están muy condicionadas por el tráfico ilegal de personas y por contrabandistas. Lo que tenemos que hacer es preguntarnos por las condiciones en las que viven estos niños que intentan salir de sus comunidades y también saber quiénes les ayudan. Cómo son esas redes de tráfico de personas que contactan con ellos y les facilitan la forma de irse de sus casas.
Tampoco debemos olvidarnos de la cantidad de niños que pierden su vida en el mar. El año pasado más de cuatro mil quinientas personas murieron ahogadas en el Mediterráneo... 700 eran niños. Muchos de ellos viajaban solos y eso es un peligro añadido muy importante porque les hace más vulnerables a la explotación infantil y a esos tipos de abusos".
Dice el estudio que el tramo del viaje más peligroso son los mil kilómetros que comprende la frontera sur de Libia y la costa del Mediterráneo... ¿Qué ocurre allí?
"Hay historias de todo tipo. Recuerdo a un hombre que llegó aquí desde la República Democrática del Congo. Ahora está en Libia junto a su familia. Recuerdo que cuando lo conocí me contó que llevaba tres años viajando con su familia. Habían pasado 36 meses para llegar a Trípoli desde el Congo. Las historias son muy diferentes y todos han llegado a alguna ciudad, han pasado por centros de detención, hay niñas que son secuestradas y las familias tienen que pagar más dinero para recuperarlas... Es sufrimiento. Sufrimiento humano. Es horrible. Y tenemos que actuar para acabar con este sufrimiento que están pasando estas personas"
El grado de violencia en Libia es elevadísimo. UNICEF habla -por ejemplo- de agentes de frontera que violan a mujeres a cambio del permiso para poder seguir su camino...
"El mayor problema en Libia es la ausencia total de ley y orden. Eso está afectando a toda la población de Libia en su conjunto, no sólo a los migrantes. La falta de ley y orden es el entorno perfecto para el surgimiento de cientos de milicias y grupos armados en todo el país. También tengo que mencionar que la vida en Libia está muy condicionada por la división política existente. Esa división no está permitiendo que consigamos verdaderos progresos. Creemos que la reconciliación política del país plasmado en un acuerdo es absolutamente crucial para afrontar los problemas que están sufriendo los propios libios y también los refugiados"
Y las redes de tráfico de personas se aprovechan de ese caos. Han convertido a Libia en una vía principal de trata hacia Europa...
"Hay que tener en cuenta que en Libia viven 250.000 migrantes que son mucho más vulnerables que el resto a la acción de estas mafias. Desgraciadamente, estos mafiosos y secuestradores son listos y saben dónde ir. La vulnerabilidad de las personas es clave para que puedan completar sus acciones criminales"
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Pablo Morán
Jefe de Internacional de la Cadena SER y director del programa "Punto de Fuga" dedicado a temas sociales,...