¿En qué manos estamos?

Madrid

Hoy por primera vez van a escuchar el testimonio de quien fue el hombre más poderoso de la llamada policía política del gobierno del PP, durante cuatro años número 3 del Ministerio del Interior, a quien se considera responsable de crear una brigada policial para revisar casos que estaban resueltos judicialmente pero que podían perjudicar al PSOE o a Podemos, quien dirigió la investigación sobre los líderes del soberanismo catalán.

Es Eugenio Pino, hoy jubilado y ex director adjunto operativo de la Policía Nacional. La SER ha tenido acceso a las grabaciones de su declaración voluntaria ante el juez el 16 de febrero pasado tras aparecer un misterioso pendrive con información sobre los Pujol que apuntaló la investigación sobre la familia del expresident. El juez trata de averiguar si esa información se ha obtenido por método lícitos o si fue robada y puede anular en todo o en parte la causa.

Pino no ofrece información relevante, marea la perdiz para no dar respuesta a preguntas muy concretas y consigue exasperar al fiscal y al abogado del Estado que lo interrogan. Y sobre información tan delicada llega a decir en el interrogatorio que no sabe su procedencia: cómo, cuándo llega a sus manos, dónde consta que llegó. Ah, su departamento no tiene registros para estas cosas.

Este hombre, número 3 de Interior, había afirmado en su escrito al juzgado que Pujol había pagado 700.000 euros por la información contenida en el pendrive sobre el espionaje de la empresa Método 3 a la exnovia de uno de los hijos del expresident. Eso llegó a escribir en su informe al juzgado, pero cuando le preguntan dice que es un “rumor”.

Provoca escalofríos pensar en la información recogida con este método y criterio y no desde un despacho cualquiera, sino desde el despacho del director adjunto operativo de la Policía. En la recogida de información y en su utilización posterior.

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