¿Es tan difícil desokupar?

Madrid

En la localidad barcelonesa de La Llagosta se están produciendo enfrentamientos entre los propietarios de un bloque de viviendas que aspiraban a entrar a vivir en sus casas el mes de marzo y un grupo de okupas que se hizo hace días con el edificio, justo cuando conectaron el agua y la luz. La historia del edificio es una más de la burbuja inmobiliaria. Pertenece a una entidad financiera que lo adquirió tras la quiebra del constructor, acabó la obra y dentro de unos días iba a firmar las escrituras con los nuevos propietarios, según leemos en La Vanguardia.

Así que los compradores se concentran frente al edificio para reclamar lo suyo y, el mundo al revés, son los okupas los que han pedido protección a los Mossos de Esquadra por considerarse amenazados por los legítimos propietarios. Algo nos hemos debido de perder, porque el movimiento okupa, con sus acciones, pretende denunciar la desocupación de tierras o viviendas, pero no parece que este sea el caso. No negamos que quienes okupan este edificio tengan la necesidad de un techo, pero satisfacerla a costa de dejar sin techo a quienes legítima y esforzadamente han comprado su hogar parece la mejor forma de enterrar sus razones en la sinrazón.