Una sentencia más bien mantequillosa
Puede parecer excesiva la condena a 13 años a El Bigotes, un simple secundario de brega, frente a los seis a todo un duque que planificaba, dirigía y ejecutaba delitos similares
El Ojo Izquierdo: 'Una sentencia más bien mantequillosa'
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Madrid
Vamos a tal velocidad, engullidos todos por las llamadas redes sociales, los digitales y los medios audiovisuales, que algo que pasó el viernes –la sentencia del caso Nóos- llega al lunes casi añeja. No debe importarnos mucho, que a este Ojo, tan vetusto, ya cuesta meterle más marchas de las que a duras penas mantiene.
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Así que vayamos hoy con la sentencia, que resulta más bien blandita, en la zona mantequillosa de las posibles. Ya me dirán ustedes: el fiscal, no las acusaciones populares, no, el mismísimo fiscal, pedía 19 años y medio de cárcel para Iñaki Urdangarin, y se ha quedado en 6 años y 3 meses. Y eso para no hablar de las muchas absoluciones, entre ellas la rama valenciana y, sobre todo, la más llamativa de la infanta Cristina, todo no sé y no me acuerdo.
Y no es bueno, porque por mucho que repitan las innúmeras instancias biempensantes que se ha demostrado que todos somos iguales ante la Ley y otros eslóganes semejantes, los ciudadanos de a pie se lo creen poco. Aunque la comparación entre acusados por corrupción sea un punto grosera, jurídicamente hablando, puede parecer excesiva la condena a 13 años a El Bigotes, un simple secundario de brega, frente a los seis a todo un duque que planificaba, dirigía y ejecutaba delitos similares. Será ciega la Justicia, pero se cuida.