Mala la ola de frío, terrible la otra

Madrid

Andamos distraídos con cosillas de tres al cuarto, y apenas si somos conscientes de la que nos viene de fuera y la que tenemos dentro. Ya ven cómo anda el patio internacional, que al descosido Trump le van a acompañar los presidentes de los organismos europeos, en perfecta formación porque todos –sin excepción- van a ser militantes de la derecha. Y dado cómo andan los europeos país a país, esto va a ser una risa dentro de poco tiempo.

¿Y aquí? ¿Qué pasa por aquí? Pues que tenemos una izquierda hecha unos zorros, los añosos socialistas a la búsqueda del camino hacia algún lugar reconocible, que es difícil orientarse entre la niebla, mientras los pimpollos de Podemos se han enzarzado en una batalla directamente ininteligible, propia de enredos adolescentes. Eso sí, entre ponte aquí y estate quieto, a los votantes de izquierda – doloridos huérfanos- apenas les quedan lágrimas que derramar.

Mientras, allá galopa el partido que nos desgobierna, con un congreso a la vuelta de la esquina que será un paseo jerezano para el gran líder, mientras su otrora querido Bárcenas sigue con el espectáculo de luz y sonido, contando milongas con cara de cemento sobre cuadros, plantaciones de soja y aserraderos. Desahogado, dice que tenía sus cuentas en Suiza como un plan de pensiones.

La ola de frío da miedo, sí. Pero la otra da pánico.