Futuro
El último lector de la última novela del mundo ha nacido ya
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Historias a media mañana con Espido Freire (11/1/2017) - Futuro
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Madrid
El último lector de la última novela del mundo ha nacido ya. Nada permite adivinar su futuro: es un bebé bastante feo, como lo son todos a los que no embellecen las lentes rosadas del amor y la genética. No sospechan, al acariciarle la manita que se cierra por instinto sobre los dedos adultos que dentro de muchos años, en otro siglo, este niño será un anciano de cierto renombre. Para desesperación de su mujer y vergüenza de sus nietos, se negará a implantarse, pertenecerá a un grupo sectario que se aferrará a lo analógico como ahora al dedo de su padre. Se empeñarán en leer en papel, en escribir a mano, en tocar el piano y la guitarra, en envejecer y en morirse a una edad ya superada por la civilización. De estos radicales, el último lector será el que sobreviva por más años.
Su vida habrá pasado por altos y por valles: rondó la ilegalidad, ganó el juicio cuando se generalizó el uso de los chips biológicos, y más tarde, el que le brindó la fama, el de negarse a participar en la memoria colectiva. Cuando salió de los tribunales, octogenario, con la frente erguida, y le preguntaron qué haría con esa mente que se negaba a colectivizar miró a las microcámaras y declaró:
-Me voy a mi casa, a leer. Hay más verdad en El Quijote que en todos vuestros registros transversales.
Obviamente, le gustará provocar. Y ahora, ajeno a su futuro, llora porque le miden, porque le pesan, porque ya le han etiquetado.