Una hormiga
Roque se ha encontrado una hormiga por la calle y se ha acuclillado para verla mejor
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Historias a media mañana con Espido Freire (4/1/2017) - Una hormiga
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Madrid
Roque se ha encontrado una hormiga por la calle, entre las celdilla de cemento de la acera. Se ha soltado de la mano de su madre y se ha acuclillado para verla mejor.
-Abuelos -dice, porque en el chalet de los mismos en donde vio por primera vez, este verano, hormigas, y donde el abuelo, con una paciencia que desde luego no mostraba para los hijos, le explicó que vivían en hormigueros, y le enseñó la delicada estructura aristocrática de hormigas y abejas.
Su madre aprovecha el momento para colocarle bien el gorro, ajustarle los mitones y atar una bufanda muy bonita, pero siempre rebelde. Para su sorpresa, se ha descubierto una madre preocupada porque el niño no coja nunca frío y no sea un psicópata. Lo del frío lo comparte con casi todas las madres. Lo de la psicopatía no sabe muy bien de dónde viene, pero es un miedo íntimo, que no le revela a nadie. Por favor, por favor, suplica, a veces, que sea una buena persona.
Mientras Roque observa la hormiga, que mueve sus fauces ávidas hacia un lado y el otro, su madre recuerda aquellos veranos en el chalet, los descubrimientos de pájaros, e insectos, y los ramos de flores. Entonces pasaban mucho tiempo allí, o al menos, a los niños les parecía una eternidad. El paraíso.
-Por favor, que no la mate. Por favor, que no la mate.
Roque se tambalea al incorporarse y agita la mano izquierda, mientras se aferra a su madre con la derecha.
- ¡Adiós, hormiga! -