Carta navideña a los banqueros
Los banqueros son como son y hay que vigilarles con mil ojos porque a la que pueden te montan unas subprimes, unas preferentes o unas cláusulas suelo ilegales
El Ojo Izquierdo: 'Carta navideña a los banqueros'
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Madrid
De verdad que uno quisiera apreciar muy favorablemente la actividad bancaria o para ponerle alma al asunto, querer a los banqueros. Incluso, fíjense ustedes, quizás llevado por estos aires de bondad y fraternidad que nos traen las jornadas navideñas, si hacemos abstracción de Berlín y otras circunstancias similares, hasta es posible que nos apeteciese coger entre nuestros brazos al director de la sucursal bancaria más próxima o, por qué no, sentar en la mesa de nochebuena a un consejero delegado de tal o cual entidad bancaria, como se hacía con los pobres en las películas de García Berlanga.
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No quiere ocultar este Ojo, además, que en una reencarnación anterior, hace muchos, muchísimos años, prestó sus servicios en el departamento de contabilidad de un afamado banco, después fusionado y refusionado. O sea, que los conoce de cerca.
Pero es que los banqueros son como son y resulta que siempre hay que vigilarles con mil ojos porque a la que pueden te montan unas subprimes, unas preferentes o unas cláusulas suelo tan escandalosamente ilegales, que luego los tribunales se ven en la obligación de llamarles al orden, que bueno está lo bueno.
Entre medias, el campo de batalla ha quedado lleno de cadáveres o heridos de gravedad.
Solo les pedimos, señores banqueros, un cierto sentido de la moderación y, si es posible, que se abstengan de delinquir.
Muchas gracias.