Que no te den "gato" por cordero…
Madrid
Hace no mucho alguien me contó que una gran cadena de hipermercados utilizaba el cordero en cada Navidad como "gancho". La estrategia era la siguiente: compraba una parte no muy importante del consumo previsto en las fechas de mayor consumo a productores nacionales de calidad y luego traía el resto de corderos, la mayoría, de otros países con una producción de mucha menor calidad. En los primeros apenas sacaba beneficio, pero el negocio estaba en vender la mayoría como si fueran de esa calidad, a buenos precios para lo que les costaban en origen.
Es decir, "vendes" en los folletos, la publicidad que estás poniendo a la venta un producto magnífico a un inmejorable precio, ¡y no engañas!, y luego dejas de "machacar" tanto con el origen pero ahí se ha quedado el mensaje y ahí viene la segunda tanda…
Lo digo porque no me ha extrañado la petición de estos días de los productores con Indicación Geográfica Protegida, IGP, Lechazo de Castilla y León, Cordero de Extremadura, Ternasco de Aragón, Cordero de Navarra, Cordero de Castilla-La Mancha y Cordero Segureño y de la Sagra: que las autoridades de consumo se apliquen a la hora de vigilar qué nos venden en estas fechas. Vamos, que vigilen si hay fraude o no y que los consumidores sepamos en cada momento que sé cordero estamos comprando.
Aquí tenemos producción sobrada para abastecer el mercado nacional, por mucho que el 30% de los corderos nos los comamos en estas fechas. Y ojo, no confundamos: no se trata - que también - de defender lo nuestro, que es un cordero de calidad contrastada, sino de evitar engaños al consumidor. No se trata de frenar las legítimas importaciones de otros países – que pueden mejorar la sana competencia - pero si de que se cumplan las normas del etiquetado, como país de origen, cría y sacrificio cuando se vende en bandeja; y también, que sea clara la procedencia en el caso de las ventas por cuartos o enteros. Como necesitamos que se nos aclare, cuando nos hablan de precios de venta, qué partes nos venden y que otras partes menos comestibles no "cuelan" también en el pack.
No estaría mal que los mismos inspectores de consumo que afilan sus uñas para las próximas rebajas, se dieran algunas vueltas para controlar deficiencias en el etiquetado de los corderos, que contrasten la información que se ofrece al consumido con los de sus compras… Hay quien cree que, incluso, no pocos corderos entran por la frontera procedentes de Francia, se sacrifican aquí y terminan llevando un sello de "garantía" de una marca de prestigio de nuestro país que en ningún caso les corresponde.
Hay que evitar que nos den "gato" por cordero… Nosotros los consumidores podemos vigilar, pero la tarea fundamental es de otros. ¿Lo harán?