Mis ídolos deportivos no son mis ídolos fiscales

Madrid

Ha dicho CR que la investigación de Football Leaks le ha amargado el Balón de Oro; es natural que lo haga, pero eso no significa que se le haya amargado a los madridistas. A mí, de hecho, ese trofeo no lo amarga nada porque tampoco lo celebro y lo disfruto de forma especial. El madridista, históricamente, siempre ha mirado estos premios individuales como algo un poco frívolo. Digo históricamente porque desde que existe la competencia entre Messi y Ronaldo hay más aficionados que le dan importancia, pero soy de la vieja escuela: prefiero medirme por las vitrinas del club que por las salitas de estar de un jugador.

Como también soy de la vieja escuela: lo que haga Cristiano fuera del campo debe de responder por ello Cristiano, no los fans de Cristiano Ronaldo. Los ídolos deportivos no tienen por qué ser nuestros ídolos fiscales. Ni siquiera tienen que ser nuestros ídolos personales. Como madridista mi devoción por Cristiano Ronaldo dura noventa minutos; por Sergio Ramos, dura un par de minutos más. En ese tiempo puedo intentar justificar hasta un crimen si se produce en el campo (creo que hasta lo he hecho). Pero no se me encontrará yendo a Cibeles a aplaudir un Balón de Oro ni a las puertas de un juzgado a gritarle a nadie guapo.

Porque estos escándalos donde terminan siempre es en la multa y el melodrama. Por ejemplo Cristiano, que dice también que hay muchos inocentes en la cárcel. Lo ha dicho para compararlo con la investigación de su patrimonio, así que es una declaración propia de un gran melodrama, que es en lo que siempre acaban los problemas con Hacienda de las estrellas: como Lola Flores. Como si de alguna manera se esperase que los aficionados a su juego lo fuesen también sus declaraciones de impuestos. O se confiase en que el deber moral como ciudadanos es eximido por otro planetario que les ampara como estrellas.