Una escritura feliz

Madrid

Los premios culturales no suelen dar noticias felices. Normalmente son noticias polémicas. Noticias desagradables. Porque expresan un gusto, y los gustos son subjetivos, y todos tienen uno. No existe un gran criterio, un criterio unánime. Tampoco ahora, evidentemente, Eduardo Mendoza le parece a todo el mundo un escritor merecedor del Cervantes. Pero a casi. Lo cual es un milagro. Un milagro que ese premio del que Cela dijo que estaba cubierto de mierda haya ido a parar a un escritor con tan poca mierda en sus páginas.

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Es una noticia feliz porque hablamos de una escritura feliz. Feliz en el sentido más pulcro de la palabra. Sin buenismos, sin atajos, sin grandes intenciones de redención; una felicidad inteligente y libre. Como sabes, porque ya me vas conociendo, yo no soy experto de nada, si lo fuese no sería periodista. Pero sé detectar lo que me emociona, lo que me hace mejor, lo que me hace peor. Yo siempre he creído, y por eso ayer me llevé una alegría, que leer a Mendoza hace a los lectores más felices, y hace a los lectores mejores personas.