Curiosa concepción de la libertad de prensa

Madrid

Ahora resulta que el PP apartó a Rita Barberá para que cesara la cacería, resulta que lo que ella interpretó como una traición del partido al que había dedicado toda su vida era un gesto para protegerla, ahora resulta que el PP lo que quería era salvarla del linchamiento de las hienas, que somos nosotros, los medios de comunicación.

Los que la repudiaron, la ningunearon, la obligaron a dejar el partido, los que olvidaron su nombre, ahora resulta que son amorosos osos panda.

¿Qué le pasa a parte de la clase política de este país que utiliza a los medios de comunicación, que utiliza a la prensa, para no hacerse responsables de sus hechos?

Nosotros hacemos nuestro trabajo, y si cometemos algún error, que seguro que lo cometemos, debemos responder por él, como deben hacer los políticos que tienen una curiosa concepción de la libertad de prensa.

Algunos miembros del PP parecen haber encontrado, con la muerte de Barberá, la excusa perfecta para sacar todo lo que tenían guardado en contra de los medios, para explicarnos lo que realmente quieren, que es una prensa sometida, como han hecho en las comunidades donde gobiernan o gobernaron, no pararon hasta cargarse Canal 9 y parece que no pararan hasta cargarse Telemadrid o Televisión Española.

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No, señores, la prensa solo es responsable de sus errores, y los políticos de los suyos. Si la prensa no les ríe las gracias ni aplaude sus iniciativas con fe ciega es porque está haciendo bien su trabajo.

Hace bien su trabajo cuando reclama pruebas de regeneración política, hace bien su trabajo cuando pide explicaciones a sus políticos por sus contradicciones, cuando investiga, cuando informa y cuando pregunta hasta la incomodidad.

Y esto sirve para todos, para el PP y su concepción de regeneración, para Podemos cuando se cuestiona la actividad de algunos de sus dirigentes, para el PSOE cuando se da voz a cualquiera de sus bandos y a Ciudadanos cuando se les pone ante sus contradicciones.

Lo fácil es responsabilizar a quien cuánta y a quien pregunta lo difícil es revisar los propios comportamientos.

La próxima vez antes de disparar a la prensa hagan ustedes lo que ayer pedía el ministro Catalá, examen de conciencia.